El oído humano está constituido de tal manera que sólo puede soportar sin daño una carga acústica que se encuentre dentro de unos parámetros muy determinados.
Uno de los problemas de la contaminación acústica es que cuando detectamos los primeros síntomas de daños, ya se han producido trastornos en nuestro organismo.
Algunas señas de alarma de que el ruido de alrededor es demasiado alto pueden ser si se tiene que gritar para ser escuchado por encima del ruido o si no puede entender a alguien que está hablando a una distancia corta. La sordera o hipoacusia aparece con niveles de 90 dB y superiores mantenidos. Una razón por la cual la gente no nota el daño que el ruido produce es porque la exposición excesiva al ruido causa pocos síntomas. La pérdida de la audición rara vez es dolorosa.
Algunas señales que pueden indicar pérdida de audición incluirían: sensación de pesadez en los oídos o taponamiento, zumbidos, escuchar los ruidos amortiguados y sobretodo no oír los ruidos de timbre alto, cuando se está entre una multitud o en un lugar con mucho ruido de fondo. Si el daño continúa, la audición disminuye aún más y los sonidos de tono bajo se vuelven difíciles de entender.
Otros efectos o consecuencias que produce el ruido sobre la salud además de los auditivos incluyen: trastornos psicológicos como conductas de irritabilidad y agresividad, estrés; fisiológicos (aumento de la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la frecuencia respiratoria); alteraciones del sueño y del descanso lo que conduce a la falta de atención y aprendizaje, somnolencia diurna, cansancio y bajo rendimiento. La perturbación del sueño con sus consecuencias notables en la actividad diaria es una de las principales consecuencias de este problema.
Soluciones y medidas preventivas
Por un lado, la protección y la prevención de la contaminación acústica compete a los organismos y directivas oficiales quienes establecen límites de exposición al ruido. Las normativas municipales deben velar frente al cumplimiento de la legislación vigente.
Por otra parte, se puede romper el hábito del ruido e intentar protegernos del mismo.
En la vivienda
Excepto que se viva en zonas rurales, pequeñas ciudades con poco tráfico o lugares aislados no es fácil protegerse de la contaminación acústica.
Sin embargo, sí que se pueden optimizar las condiciones de la vivienda para proteger en lo posible el hogar de las agresiones por el ruido y disfrutar del sueño nocturno.
A la hora de construir las casas se ha de tener un cuenta un buen aislamiento acústico. Algunas precauciones o medidas para conseguir un mejor aislamiento acústico incluyen utilizan materiales que absorban el ruido (como tapetes de goma) bajo artefactos de cocina ruidosos, ordenadores y aparatos electrónicos que generan ruido. La presencia de cortinas y las alfombras ayudan a disminuir el ruido dentro de la casa así como las ventanas de panel doble. Las paredes recubiertas por papel rugoso o pintado absorbe mejor el ruido.
Elegir preferentemente viviendas alejadas de fábricas, zonas de tráfico denso y optar por viviendas cerca de parques, zonas verdes o peatonales.
En la vida diaria
Intentar disminuir la exposición al ruido, siempre que sea posible:
- Elegir actividades de ocio en lugares con insonorización.
- Utilizar orejeras especiales si la exposición es especialmente de riesgo (trabajar con maquinaria pesada) o tapones en los oídos cuando se vaya a exponer al ruido durante periodos de tiempos largos.
- No utilizar varias máquinas ruidosas al mismo tiempo o por ejemplo una costumbre habitual que es tener encendido en casa varios aparatos a volumen alto (televisión, radio, etc).
- No tratar de evitar ruidos molestos con otros sonidos fuertes. En ese caso, utilizar tapones en los oídos.
Ecualink
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